sábado, 17 de septiembre de 2011

El ajuste del tumbe

13 de septiembre de 2011


ILEANA COLÓN CARLO


Nuestra sociedad aparentemente se ha convertido o va en camino a convertirse en una comunidad donde el tumbe es lo que prevalece. Por tumbe se entiende que es salirse con la suya no importa a quién se tenga que engañar, defraudar o dejar en la prángana. El asunto es salir ganando en términos monetarios no importa a quién se lleve por delante.


Esta conducta muy bien pudiéramos encontrarla en personas particulares, pero hiere nuestra dignidad cuando el tumbe es a gran escala, perpetrado por una corporación pública como la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).


Esa entidad es parte de nuestro gobierno en el cual “confiamos”. Por un lado la filosofía del gobierno actual y la que manifiestan sus líderes representativos es que se opere el sector público como si fuera empresa privada. La realidad es que la AEE se opera como un monopolio con un mollero gigante y el puño en la cara de los consumidores. Los consumidores no tenemos otra alternativa para el consumo de la energía en el país.


El ajuste por combustible de la AEE no es un ajuste por combustible. Posiblemente en un inicio eso era, pero ya no lo es. Dejó de serlo desde que nuestros legisladores, a través de los años, se tornaron creativos y vieron este barril lleno de dinero para ellos gastar sin rendir cuentas a nadie.


El ajuste se ha convertido en un zafacón de subsidios a los municipios, los residenciales públicos, los hoteles y la industria, entre otras instancias; de pérdida y robo de agua; de escondite de la ineficiencia administrativa y operacional, de gastos exorbitantes en publicidad, en cabildeo, por mencionar algunos factores.


La AEE gasta y los consumidores pagamos. Sin límites. La ineficiencia es tal que hay sólo 18 empleados en la AEE para evitar, detectar y procesar a aquéllos que también están en el tumbe; aquéllos que ponen pillos en su residencia o negocios para no pagar el justo consumo. La AEE no quiere combatir ni castigar al que se roba la luz.


En Puerto Rico el crimen paga. Sí señor, porque a la larga las personas responsables que pagan su factura de energía todos los meses pagan el ajuste del tumbe para que siga la poca- vergüenza y la injusticia.


Hoy por hoy la AEE no quiere explicar de forma clara y concisa en qué consiste la fórmula del ajuste por combustible. Ni la AEE ni el Gobierno tienen derecho a engañar y ordeñar los bolsillos de los consumidores. Y nuestros legisladores: ¿están a la defensa del consumidor?


En los negocios generalmente el precio que se cobra por unidad es determinado de antemano y se aplica por igual a los clientes. Toda vez se determina el precio por unidad éste se aplica y no se puede cambiar a menos que se notifique a los clientes de ello. Al notificar el aumento, el cliente puede continuar con ese suplidor o cambiar a otro. Si el negocio se equivoca al determinar el precio o luego ocurren eventos incontrolables, no se hace ningún ajuste al precio vigente de inmediato. El negocio busca, a través de ahorros en otros gastos mantener sus ganancias. Si el negocio tiene pérdidas busca cómo subsanarlas, bajar y controlar gastos. Los negocios privados no tienen la fórmula mágica del ajuste del tumbe.


Aquellos consumidores que entiendan que la factura que reciben de la AEE es impropia e incorrecta pueden considerar protestar su factura de la luz.


Señor gobernador, vele por que de verdad la AEE se administre como una empresa privada en donde las cuentas claras y la ética se practiquen.


Ley Núm. 33 de 27 de junio de 1985, enmendada.


Publicado en El Nuevo Día


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